jueves, 16 de febrero de 2012

CRÓNICA 3 A 1: 3 DERROTAS Y 1 VICTORIA

Bueno, tras las insistentes peticones de nuestro “Presi”, por que le hagamos de vez en cuando alguna que otra crónica de nuestras salidas y después de haberle puesto mil escusas; que si no ha habido nada que contar, que me da mucha pereza escribir con el movil (es la única conexión a internet que dispongo en casa), que si tal, que si pascual.....
Bueno al final hoy no he podido, ni he querido, resistirme ante la tentación y sucumbir a las reiteradas peticiones.
Hoy miercoles hemos quedado José (Pollo), José Manuel (Cortezas) y yo, para dar una vueltecita de “entresemana”, una cosita ligth, pero que al final se nos ha empezado a liar la cosa de una manera que como dice la famosa afirmación de “La Ley de Murphi”: Si una cosa o situación es posible que pueda empeorar, seguramente empeorará. Pero no anticipemos la situación y vamos paso por paso.
Habiendo quedado sobre las 16:30 enfrente del taller de Millán, justo en la puerta del único cotizador de la seguridad social en activo, para ponerle las cosas fáciles quedamos en su “portal” como dirían los “Madrisleños”. Salimos a la hora prevista por el camino de “Moises” mientras que comentamos que es la primera vez que pasamos por ese camino en el sentido inverso al que solemos circular, vamos que normalmente bajamos la cuesta en vez de subirla, ¡¡ y en frío!!, como para no calentarse en un plazo de tiempo record. Llegado el punto del cruze y siguiendo la ruta que teníamos prevista giramos a la izquierda y tomamos la dirección de “La cuesta de las viñas” en sentido bajada. Bajamos y justo al llegar al arroyo espero para reagrupar, espero....., espero......, y cuando llegan los dos acompañantes me hacen el reproche de que he bajado muy rápido, que el piso estaba muy resbaladizo y han decidido dejarme muuuucha ventaja para que tubieran tiempo de frenar por si me caía. Bueno mirándolo así, pero vamos que creo yo que tampoco he bajado tan rápido, que estos dos se han puesto a darle a la lengua y a la maneta del freno en exceso. Pasamos por la parte de camino que en estado normal por estas fechas debería estar inundado por el cauce del arroyo, comentamos al respecto que este año como siga así tendremos un verano muy duro. Llegamos a “La pasarela” (como yo le he llamado toda la vida) pero me corrije mi primo y me cuenta que es Pasaera, que es el arroyo que pasa la era, bueno habrá que preguntar a los espertos.
Aquí teníamos preparada una sorpresa al bancario, que no becario, y giramos a la derecha por la vereda que circula a lo largo del cauce del arroyo hasta el molino, que si bien “el sorprendido” se quedó a medias por que inmediatamente se ha acordado de cuando solíamos jugar por esos lares de pequeños (de edad, por que de estatura...... aún nos queda dar el estirón, a los tres, jajajajaja) y sabía perfectamente a donde nos llevaba la senda. Subimos por la parte posterior del cerro de la piedra Cantamora, llegando a los depósitos.
Siguiendo nuevamente con el plan de ruta giramos a la derecha por donde creo que pasaba la ruta esa del Viriato, avisados por el tío dificilmente sorpesivo de que hay un paso jodido con un montón de piedras, que circulemos con cuidado. Cuidado que no ha tenido el, ya que ha acabado con el carbono por los suelos, bueno por las piedras, siendo la primera incidencia de la tarde. Llegamos a la fuente Insencio, aquí hemos empezado a darle vueltas a la idea y nos hemos liado, y claro..... Tanto recordar los “viejos tiempos”. No se ahora mismo de quien ha salido la genial idea de volver a la “Pasa-era” e intentar subir por el cerro “Laude” a buscar unas piedras en las que tan buenos momentos pasamos con nuestras “cabañas”, asaltando huertos (sobre todo los sandiales y los fresales), y haciendo nuestros pinitos como fumadores echándonos algún que otro “Celtas Cortos”. Bueno, la primera nos ha salido bien, hemos encontrado las citadas piedras y nos hemos sacado alguna foto, para el recuerdo.
Tras una ligera discusión de por que lado se llegaba a unos pinares que hay en la parte norte del cerro, decidimos seguir la vereda que nos había llevado a “las piedras” e ir rodeando el cerro hasta la altura de los pinos. La vereda pronto se convierte en un camino recientemente utilizado por los leñadores y como nos llevaba en mala dirección decidimos salir campo através subiendo por los bancales, bueno intentando subir por los bancales. Me acuerdo que en la época en la que estrené mi Kona, solíamos circular por esa ruta, desde las piedras hasta los pinos, pero...... claro, después de tantos años y sobre todo del actual abandono del campo, ni veredas, ni caminos, ni... ná. Por lo que seguimos “a ojo” ciclo-oriéntadonos buscando la dirección correcta, sin poder evitar dar alguna que otra vuelta de más. Al finál vemos los tan ansiados pinos y empezamos a bajar entre bancales abandonados y campo através, en la primera mi rueda delantera se queda clavada y se me gira el manillar por completo, sin problemas por que estaba parado. Compruebo el estado parece todo correcto, menos que al girarse el manillar se conoce que se han aflojado los frenos, por lo que me bajo de la burra y decido bajar a pie, el primer caido de la tarde hace lo propio, no sea que se caiga otra vez. El tercero en discordia se confía de sus flamantes frenos hidráulicos y se tira bancales abajo, sorteando bastante bien los tres primeros, en el cuarto.... le veo desde lejos pero de pronto me parece que hace un movimiento, ¿¿como lo diría??, a sí, de saltarse el potro en gimnasia con las dos manos en el manillar y las piernas abiertas. De un salto deja la bicicleta atrás y el sigue con su bajada otros dos bancales. Mira que he visto “Salidas de orejas” pero... ¿con tando adorno?, seguro que lo tiene entrenado de cuando se salta a la vaquilla en San Roque.
Por fín llegamos de nuevo al pueblo y decidimos que como se nos ha hecho corto cojamos dirección Valdehornos para recuperar la ruta pensada y dejar los experimentos para otro día. Subimos por el Robleo, si, por el camino asfaltado.... llegamos a la casa de Vareta e iniciamos la bajada, teniendo que parar en la puerta metálica para abrirla y cerrarla, llegamos hasta el arroyo Paniagua. Empezamos a subir la cuesta con un ritmo pausado y tranquilo, ahorrando fuerzas para el apretón donde haga falta. Marcho en la segunda posición del pelotón (Que bien queda, como si fuéramos muchos) y subo aún mas despacio para dejar espacio suficiente con José Manuel. Cuando llega el sitio crítico en el que siempre, como ya he dicho en otras ocasiones, que si no es por una cosa es por otra, pego el apretón a los pedales y así como el que no quiere la cosa, paso todas las piedras y me encuentro arriva del paso “jodido” lo que supone una victoria del día (la única).
Avanzamos por “Barro Coloráo” en lo que yo suponía la llegada a casa cuando entre los otros dos empiezan a maquinar que no se que cuesta y no se que camino quería ver, total, ya que hemos dado el día por exploradores..., en el Pino giramos a la derecha y por el segundo camino a la izquierda (Creo que se llama las Cumbres) dirección al cerro la mina (donde Toribio) en el segundo cruze, y para bajarme los ánimos por mi pequeño triunfo del día, oigo como una piedra de esas cabronas que cuando las pisas saltan, pero en vez de saltar se ha girado sobre si misma y se ha metido entre los radios, con el resultado de un radio partido y su correspondiente cuarteo de llanta. Aflojo el freno (mas de lo que estaba) y decepcionado prosigo con la intención de coger el primer camino que llegue a casa. Mientras tengo que aguantar el choteo de mi turno, como jode eso de quien ríe el último, já, en este caso pa mí to..... y lo que me queda, que la ruta ha quedado colgada el el Facebook y ya estamos de cachondeo.
Bueno, creo que al final estais tardando mas en leer el relato que en haberlo vivido. Por lo que a los que habéis llegado hasta aquí leyendo hay que daros un premio, jajajajajaja.....
Un saludo. Por Victor "Cobra".

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